Sexo Tántrico. Entrega y posesión en el juego sexual


En el camino de la voluntad hay métodos: ciento doce métodos. En el camino de la entre­ga, la entrega misma es el método; no hay otros métodos. Recuerda esto:
Todos los métodos son no-entrega, porque un método significa depender de ti mismo. Puedes hacer algo; la técnica existe y la puedes aplicar.
En el camino de la entrega ya no existes, así que no puedes hacer nada. Has hecho lo supremo, lo último: te has entregado. En el ca­mino de la entrega, la entrega es el único método.
Estos ciento doce métodos requieren cierta vo­luntad; requieren que hagas algo. Manipulas tu energía, equilibras tu energía, creas un centro en tu caos. Haces algo. Tu esfuerzo es significativo, básico, necesario. En el camino de la entrega sólo se necesita una cosa: te entregas. Profundizare­mos en estos ciento doce métodos, así que es bue­no decir algo sobre la entrega, porque no tiene método.
En estos ciento doce métodos no habrá nada sobre la entrega.


¿Por qué no ha dicho nada Shi­va sobre la entrega? Porque no se puede decir nada. La misma Bhairavi, la misma Devi, no ha llegado a Shiva por medio de ningún método. Simplemente se ha entregado.

The book of secrets. 
Osho.

Después de leer este texto de Osho en su serie de discursos acerca de Vigyan Bhairav Tantra, el principal texto del tantra, acerca de los 112 métodos, quisiera, con el mismo espíritu rebelde que él me enseñó, hablar sobre la entrega.

SEXO Y TANTRA. ENTREGA Y POSESIÓN
Sabemos que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que la crea. También sabemos que la realidad que crea el lenguaje es determinante para lo que consideramos más importante en la vida que es: ser felices, estar bien. Como ejemplo, y para dejarlo bien claro, pongamos la crisis, como una realidad subjetiva que puede ser probada con datos como es la tasa de paro, los datos económicos, etc. Pero lo importante será la interpretación que hagamos de la crisis. De ello depende ser o no felices en ella. O en la vida, o en frente de cualquier circunstancia o persona.
Cito esto para que nos demos cuenta del poder generador de realidad del lenguaje.
Ahora vamos con la palabra: Entrega. Todos sabemos lo que significa. Y en general, nos fascina.
Aclaro que el enfoque es sobre la entrega sexual, aunque siempre se podrá extrapolar a un plano general.
¿Dónde nos transporta si conectamos con el significado de la palabra? Como en el paradigma del cuerpo, en el del lenguaje también habrá diferencias en cada persona, como el efecto que este tenga en las emociones que se disparen. Ya sabemos que somos únicas y diferentes de todas las demás, y a la vez somos lo mismo. Somos humanos, y hablamos de esto que tenemos en común y de diferente. Entre la dualidad y la unidad. Esto es tantra.

Damos por sentado que entendemos la palabra entrega en general, y en particular, dentro del juego del sexo, como una actitud que nos permite experimentar ser  poseídos por otro ser, y recíprocamente, experimentar la posesión de otro ser que se nos entrega. Para que haya posesión debe haber entrega, si no hablaríamos de violación.
La entrega es un acto femenino. Como la posesión es masculino. Aclaro, para quien no tenga conocimiento de los principios básicos del tantra, que interiormente, como seres energéticos y en la consciencia, todos tenemos las dos partes, independientemente de si tenemos un cuerpo de hombre o de mujer.
Dicho esto, no olvidemos que hombre y mujer tenemos cuerpos con funcionamientos distintos, y por tanto no se puede siempre comparar el mismo acto físico con su equivalente del otro sexo, como veremos.

Esta entrega y posesión la tenemos perfectamente representada y encarnada en el acto de reproducción, aunque dentro del juego sexual haya infinitas formas de entrega, como voy a analizar, como siempre, en una actitud de no describir una verdad, sino tan solo como un punto de vista más.

Desde una perspectiva física, la mujer permite al hombre introducir el pene en su vagina y disponer de su cuerpo, siguiendo el instinto sexual.
En este acto vemos que no podemos siempre intercambiar papeles masculino y femenino sin tener en cuenta la diferencia de cuerpos. En primer lugar, para realizarlo, el hombre necesita una erección. Es el hombre quien entra en la mujer y por tanto la mujer no podrá poseer al hombre de la misma manera físicamente, aunque tendrá muchas otras. Lo importante será realizar un juego que haga a ella tener la sensación de que le posee,  y nunca exigiendo una erección. A nivel físico, puede ser un buen ejemplo el sexo oral.
Está claro que estos actos, que por sí mismos serían absolutamente neutros, tienen enormes repercusiones emocionales, dependiendo de las creencias de cada uno, que vendrán dadas de las experiencias vividas en una cultura y entorno determinado. Y, más allá del plano emocional, podemos referirnos a ello como algo espiritual, aunque de hecho, el tantra considera que todo es espiritual por un igual, por lo cual evitaré referirme al término espiritual en más ocasiones.
Vamos pues, a analizar esas enormes repercusiones. Veamos si descubrimos puntos que nos puedan ayudar a ser conscientes de cosas que no veíamos hasta ahora y así, podamos intervenir para crecer como amantes, personas y humanidad.
Más allá del plano físico, la entrega es una actitud. Podemos observar el grado de entrega, como en qué aspecto nos resulta más fácil o difícil entregarnos. La observación de todo ello, desde la imparcialidad, define la actitud tántrica transformadora y liberadora. Si de verdad queremos liberarnos,  nos interesará observar aquello que nos produce incomodidad. Aquello que nos resulta más difícil. Aquello que estamos, con todo el derecho del mundo, defendiendo. Aquello en que queremos tener razón. La libertad como individuos pasa por delante de cualquier otra cosa. Es otro de los principios del tantra. Estamos siempre en un contexto de libertad absoluta, para que todo fluya.
Entonces, ¿Hasta dónde nos entregamos? ¿Cuál es nuestro límite? ¿De qué depende?
¿Cuáles son las creencias que nos hacen ponerlo? ¿Cómo sería rebasarlo? ¿Qué descubriríamos? ¿Hasta dónde podemos llegar? ¿Dónde está el límite? ¿Cómo sería alcanzarlo?
Es obvio que una actitud abierta a estas preguntas nos llevará a descubrir más de nosotros mismos y hacernos más cómplices de nuestra pareja sexual.
La entrega puede ser comparada con la declaración de ignorancia imprescindible para cualquier tipo de aprendizaje. Si no me declaro ignorante, si estoy en una actitud de “ya se” me resultará imposible aprender desde una perspectiva nueva, y es posible que me pase todo el tiempo asociando lo nuevo con lo que ya se. A mayor declaración de ignorancia y a mas entrega, mayor posibilidad de aprendizaje.
La entrega es un acto pasivo que no requiere más que permitir ser poseído. Pensar en que nos posea, o quiera ser poseída tal persona, genera excitación, y puede extenderse, desde un simple pensamiento, hasta una práctica sexual intensísima y extendida en el tiempo.
El acto de entrega genera deseo de posesión. Empezando por la seducción y yendo mas allá del  juego sexual.
Quiero señalar que entregarse no es buscar placer físico. Es muy común que se confunda en la sexualidad de hoy una cosa con otra, y encontremos mujeres y hombres que están solo en la búsqueda de placer físico, de orgasmos y satisfacción de una necesidad.
Si es en la mujer, puede dificultar la erección del hombre o provocar una eyaculación precoz. Si es en el hombre, puede ocasionar dolor y sequedad en la vagina.
Puede convertirse en un hábito que nos limite al plano del placer físico. Salir de éste hábito nos permitirá obtener mucho mas placer físico a corto o medio plazo, pero sobretodo, entraremos en otra dimensión, infinitamente más intensa, ilimitada y transformadora.
Ocurre que podemos tener un alto grado de entrega pero no llevar esta entrega a la consciencia. Es como  estar en trance, ya que no incluimos el sexto chakra en el juego sexual. Entonces termina el juego sexual y es como si volviéramos de un viaje o sueño, quizás muy intenso y variado, donde hemos hecho todo tipo de prácticas, pero termina y se desvanece.
No podremos, por lo tanto, asimilar lo aprendido, e incorporarlo a nuestro ser en todo momento, en el día a día.
Poniendo consciencia, podemos hacer que el juego sexual se extienda en el tiempo, y lleguemos a estar en permanente entrega, excitación y amor, lo que nos hará vivir la vida con mucha intensidad.
¿Cómo hacerlo?
Estableciendo comunicación visual y mediante la palabra. Y como todo, practicarlo. Podremos detectar incomodidad o vergüenza al hablar, que tiende a cortar el deseo que mantiene el juego sexual. Se tratará de encontrar la manera de hacer que hablar pase de ser una interrupción a un ingrediente añadido en el juego, dependiendo de lo que se diga, pero sobre todo, de cómo se diga, y esto requerirá práctica.
Esta práctica requerirá un contexto de aceptación que permita la práctica sin miedo al rechazo. Es aquí donde la entrega es también en el sentido de trascender cualquier significado de cualquier palabra o frase. “Dime lo que quieras”. La entregada lo seguirá estando independientemente de lo que escuche, y estará encantada de que el poseedor la ponga a prueba, como parte del juego.
Siempre perdurará la libertad. En caso de rechazo, por ejemplo a un particular  juego sexual, se expresará con libertad y naturalidad, pero la actitud seguirá siendo de entrega. Así, el poseedor, no interpreta el rechazo como algo personal, sino en aquello en particular, y quizás insista, cambie la forma, o pase de poseedor a entregada, creando una nueva experiencia tras otra hasta el infinito. Esta actitud hará que todo fluya en dirección al bienestar o aprendizaje, y por tanto merezca ser vivido como una experiencia única. Creamos así en nosotros una actitud continua de entrega y acción con nuestro amante, y también, con la vida. Esta es la magia del tantra.

Hablamos de la entrega en el lenguaje. La que requiere mayor coraje y comprensión. Es la parte de la que el tantra tradicional ni tan solo ha hablado. Es la que nos permite comprender, crear al ser que queremos. En este apasionante camino hacia la trascendencia.
La entrega en el lenguaje, dentro del juego sexual, nos permite experimentar con aquellas partes que escondemos de nosotros mismos, que el paradigma de la psicología relegó al inconsciente o el de la espiritualidad al ego. Esta parte que no vemos, viene representada en nuestro cuerpo por donde expulsamos lo que no hemos conseguido digerir, el ano. Entregar esta parte puede significar la entrega de aquello que ni yo mismo acepto de mí, y por tanto “no digiero”. Más importante que la entrega física, será la emocional y lingüística.
Pueden ser, por ejemplo, los apegos.  O el deseo de poseer a la persona permanentemente y privarla de su sagrada libertad. Expresarlo libremente en el juego sexual puede ser excitante y nos hará conscientes de ello.
“Voy a poseerte para que seas mío para siempre” puede representar una posesividad peligrosa, que extendida en una relación puede hacernos sufrir, probablemente consecuencia de una necesidad emocional. Expresado en el juego sexual nos puede ayudar a aceptarlo y trascenderlo. Siempre que tengamos claro que el juego sexual es un espacio de libertad, donde nos permitimos ser libres y experimentar.

Si logramos una fluidez de la palabra en el juego sexual, venciendo miedos, podemos además entregarnos y poseer en juegos sexuales que son extraños o desconocidos para muchos, que sin consciencia pueden incluso llegar a ser peligrosos o dañinos para nuestra integridad, sin necesidad de hacerlos efectivo físicamente. “Haz conmigo lo que quieras” puede contener un alto grado de entrega y es solo una frase. La mayoría de esos juegos son simple entrega y posesión.

Una vez trascendida la parte consciente, incluyendo la mente y la palabra, ya solo nos queda la trascendencia del yo. La unión total. El nirvana.

Jordi Oller

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con relacion al lenguaje existen realidades k no se pueden explicar. Ej. Ver seres de luz, sentir una atraccion intensa cuando estas frente a alguien k te gusta mucho, yo no suelo hablar, ...observo.... estoy enamorada de un chico y el de mi en silencio, solo con la mirada.como voy a decir algo en la intimidad si en la calle, oficina nos entendemos con la mirada?

Unknown dijo...

Son universos paralelos.
No estoy diciendo que solo exista uno. Por supuesto que existen otras formas de ser, a parte del universo interpretativo. Pero si nos referimos a ello, es decir, decimos "aquella mirada" estamos en el interpretativo de nuevo.
Además, en el momento del "no lenguaje", del sentir, del no hablar ni pensar, tenemos incorporados en nosotros una serie de prejuicios que continuamente afectan esa realidad supuestamente no lingüística.

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